28 de junio, Día del Orgullo LGTBI. Un día de lucha.

La madrugada del 28 de Junio de 1969, todo cambió en el bar conocido como StoneWall Inn, en Nueva York, frecuentado por personas LGTBI: racializadas, precarias, prostitutas, todas ellas, excluidas de la sociedad. El Escuadrón de Moral Pública de la Policía, comenzó una de sus habituales redadas en el bar, que consistía en poner en fila a los clientes, revisar su identificación y llevar a los que estaban vestidos de mujer al baño para comprobar su sexo y arrestar a los hombres que estuvieran vestidos de mujer.

Esa madrugada, hartas de las habituales redadas y arrestos por parte de la policía. Un grupo de personas, lideradas por Marsha P. Johnson y Sylvia Rivera, dos prostitutas trans, respondieron ante la represión gritándoles y lanzando cualquier cosa que encontraban en el suelo. “Estaban acostumbrados a que la gente se callara ante las redadas policiales, pero ese día les devolvieron los golpes. Gays, trans, latinas y negras respondieron ante algo que normalmente no se respondía”.

Es de destacar que las personas más discriminadas, olvidadas y oprimidas del colectivo LGTBI son las que encabezaron esta lucha por primera vez.

La LGTBI-fobia sigue existiendo.

Pertenecer al colectivo LGTBI es un peligro en un tercio de los países del mundo. En la actualidad, en 72 países está castigado con penas de prisión, y todavía en 8 países hasta con la pena de muerte.

En España, este último año, 4 de cada 10 personas LGTBI han recibido amenazas por su orientación o identidad sexual, por encima de la media europea. Y en Cataluña se han incrementado las agresiones por delitos de odio un 58% respecto al 2018.

En el ámbito laboral, 17 de cada 100 personas LGTBI han sido discriminadas en procesos de selección, y alrededor del 52% evitan visibilizarlo en sus lugares de trabajo por miedo a la discriminación.

Las personas trans sufren una tasa de desempleo del 80%, una violencia estructural alarmante, que lleva a la mayoría de ellas a la exclusión social.

Los discursos reaccionarios de odio por parte de VOX hacia el colectivo LGTBI, sus propuestas de derogación de al menos 15 artículos de dos leyes contra la homofobia y la transfobia, pretenden convertir a las personas LGTBI en ciudadanos de segunda: prohibiendo el matrimonio igualitario, respaldándose en un modelo católico de la familia, eliminando la adopción a parejas del mismo sexo y las operaciones en la Sanidad Pública a las personas trans.

En este escenario, no sólo VOX es responsable de que la LGTBI-fobia esté resgurgiendo con más virulencia que nunca, los medios de comunicación se convierten en cómplices al dar voz a un partido de ultraderecha que convierte el odio hacia un colectivo oprimido en “libertad de expresión”.

Los distintos gobiernos, tanto el estatal (PSOE-UP), como los autonómicos, siguen financiando a la Iglesia Católica, que ha sido y sigue siendo una máquina para generar odio contra el colectivo LGTBI, así como las subvenciones a la educación privada y concertada, donde la mayoría de colegios e institutos en España siguen perteneciendo a la Iglesia. La religión pertenece al ámbito privado de las personas y debería estar fuera de las aulas de educación.

Desde co.bas, luchamos por los derechos sociales, laborales y de igualdad del colectivo LGTBI, como una lucha colectiva del conjunto de la clase obrera, ante los discursos reaccionarios de odio que pretenden dividirnos por nuestras orientaciones o identidades sexuales.


Capitalismo rosa: entre la mercantilización y la emancipación.

El capitalismo ha asumido parte del discurso LGTBI como si fuese una marca de ropa, no sólo despojando toda lucha y reivindicación del colectivo, mostrando al “hombre blanco cis” con dinero, como principal protagonista, y dejando de lado todas las disidencias que no están representadas con este modelo mercantilizado que nos quieren vender.

Tanto AEGAL, un grupo de empresas privadas que se encargan del comercio, cultura, ocio y turismo “gayfriendly”, entre los que se encuentra Miguel Ángel Flores (imputado por el caso Madrid Arena), como las propias instituciones, subvencionando el MADO (Madrid Orgullo) con dinero público, en beneficio de estas empresas, y llegando a tener unas recaudaciones de más de 150 millones de euros.

¡No al “pinkwashing” de Israel!

Durante años, el Estado de Israel lleva utilizando al colectivo LGTBI para lavar su imagen, también conocido como “pinkwashing”, instrumentalizando a este colectivo para demostrar que es un Estado democrático y libre. El Orgullo de Tel Aviv es un evento propagandístico por parte del gobierno israelí para teñir de rosa los crímenes contra el pueblo palestino.

Este año, Palestina ha conmemorado los 72 años de al-Nakba, o “catástrofe”, en la que alrededor de 700.000 personas palestinas fueron expulsadas a la fuerza de sus tierras y sus casas, con la creación del Estado de Israel, en 1948. Desde entonces, Israel lleva sometiendo a la ocupación, limpieza étnica y apartheid a Palestina, vulnerando sistemáticamente los derechos humanos contra el pueblo palestino, y ocupando militarmente Cisjordania, Jerusalén Oriental y la franja de Gaza. Más de 6 millones de refugiados/as palestinos/as siguen esperando volver a su tierra.

Desde co.bas, seguimos denunciando el pinkwashing que utiliza el Estado de Israel para ocultar el genocidio contra el pueblo palestino. La lucha LGTBI por los derechos sociales y la igualdad debe formar parte de todas las oprimidas y explotadas del mundo.

Entre todo este arcoiris de fiesta y glamour, nos topamos con la realidad, y es que las personas trans tienen una tasa del paro del 80%, como hemos mencionado anteriormente. Aquellas mujeres que tiraron piedras y gritaron a la policía en StoneWall, son la parte más castigada y marginada del colectivo LGTBI.

Por ello, desde co.bas, no sólo rechazamos la utilización de las empresas privadas e instituciones, que convierten un día de lucha y reivindicación, en objeto de mercantilización, sino que además entendemos que la lucha del colectivo LGTBI forma parte de la lucha de toda la clase obrera contra todo tipo de opresión por el sistema capitalista.

En la crisis capitalista que se ha agravado debido al COVID-19, una vez más, los colectivos más oprimidos de la clase obrera serán quienes más sufran sus consecuencias, puesto que los recursos del Estado se destinan al pago de una deuda ilegítima, al rescate de banqueros, empresas etc. Mientras, nos recortan en educación, sanidad y derechos laborales, y por consiguiente las personas LGTBI son las que sufren su crisis de manera más latente, condenándoles en muchos lugares del mundo a la exclusión social.

Manifiesto co.bas LGTBI_ORGULLO 2020 en PDF