Después de un verano tan movido y con tantas hectáreas quemadas en el Estado Español, para algunas Comunidades Autónomas, como la Comunidad de Madrid, desde donde escribimos estas líneas, se sigue planteando si mantener un operativo de incendios forestales es un despilfarro o no. Desde nuestra posición, que mira por el bienestar de las personas trabajadoras tanto en el ámbito más estricto de sus derechos laborales como en el del desarrollo de los derechos sociales relativos a en este caso el disfrute de un Medio Ambiente sano, el cuidado de nuestro entorno rural y forestal es un acto de responsabilidad para actuar frente a una lacra que afecta a nuestra superficie forestal, la cual nos aporta recursos y servicios como el agua, evitando la desertificación.
Las masas forestales mejoran la calidad del aire, actuando a su vez como sumidero de gases de efecto invernadero, ayudando en consecuencia a combatir el calentamiento global. No podemos olvidar otras consecuencias derivadas de una lucha efectiva contra los incendios forestales como son los usos económicos, tradicionales o no, de los entornos rurales y forestales, como son la explotación de madera o pastos, como actividades deportivas o turísticas. Todas estas actividades desarrolladas de manera sostenible, no guiadas exclusivamente por el interés empresarial que explota tanto a la clase trabajadora como a los recursos naturales, ayudan a fijar poblaciones rurales, a mantener los pueblos y los montes vivos y en definitiva deberían suponer un beneficio claro, no sólo para los trabajadores que realizan sus labores en esos lugares o para los vecinos de unas determinadas localidades, sino para toda la clase obrera.
Pero, ¿por qué un operativo contra incendios forestales todo el año? Los incendios ya no afectan a la península sólo en los meses de verano. La estacionalidad de los incendios ha cambiado y hay Grandes Incendios Forestales (GIF) a los largo de todo el año. El cambio de estacionalidad de los incendios es debido en parte a un cambio en los patrones de precipitación y temperatura en los ambientes no sólo mediterráneos, sino también en las zonas atlánticas que hace que la vegetación esté disponible para arder durante más meses al año. Pero también es debido a una falta de gestión forestal que hace que los montes tengan más carga de combustible que estará disponible cuando las condiciones meteorológicas lo propicien. Este cambio de estacionalidad hace que tengamos que tener un operativo consistente a lo largo de todo el año.
Los incendios cada vez son más difíciles de extinguir debido al aumento de la masa forestal de los últimos 40 años, la disminución de los paisajes en mosaico por el cambio de uso del suelo, disminución de la ganadería extensiva, factores meteorológicos que generan estrés hídrico en la vegetación.
Los Bomberos Forestales debemos estar más capacitados. El uso de fuego técnico para combatir la propagación, uso de medios aéreos, actuaciones en zonas de interfaz urbano-forestal hace tener personal más formado para trabajar en los incendios forestales de manera segura. Si no aseguramos a los Bomberos Forestales una estabilidad laboral a lo largo de todo el año, será más difícil conservar al personal cualificado que optará por profesiones donde la estabilidad sea mejor. Ésto, junto con el desarrollo de otras actividades como indicábamos al inicio, sería una gran oportunidad para fijar población de zonas rurales con altos índices de despoblación.
En los meses en los que la frecuencia de incendios sea menor, los Bomberos Forestales pueden realizar trabajos preventivos como desbroces, podas… no solo en zonas forestales sino también en zonas de interfaz urbano-forestal para evitar que pueblos sean arrasados por las llamas como hemos podido ver este verano. El hecho de que los mismos trabajadores de la extinción sean los que hacen prevención, constituyen un conocimiento del territorio en las zonas de actuación para cuando tengan que trabajar en los incendios lo hagan con gran conocimiento de los accesos, vegetación de la zona mejorando así la seguridad.
La prevención no sólo consiste en trabajos de podas y desbroces, sino también en el uso del fuego haciendo quemas prescritas. Aunque sea un tema controvertido para la población, este tipo de actuaciones hace que en las zonas donde se han aplicado quemas prescritas el avance de los incendios sea menor o al menos, al disminuir la carga de combustible ya sea eliminando parte de la hojarasca o el matorral, tengan capacidad de extinguirlo. Las quemas prescritas se realizan fuera del peligro alto, cuando la vegetación arbolado tenga altos contenidos de humedad y no sea afectado por éstas. En las zonas de la coordillera cantábrica, el uso del fuego para el mantenimiento de pastizales es una herramienta ancestral. Con un operativo todo el año, se podría dar mejor apoyo para que estas quemas sea seguras y delimitadas en la zona donde se quiere hacer.
Como se ha visto en los últimos años, los Bomberos Forestales, no sólo son capaces de realizar estos trabajos, sino que pueden, quieren y deben de estar ahí para trabajar en otras emergencias la Dana, Filomena, inundaciones.. que afecten especialmente al ámbito rural que protegen, con la formación adecuada.
Sección sindical co.bas INFOMA 112
